Le acompañamos en sus inversiones
Para el ciudadano extranjero que ha elegido Mallorca como su segundo hogar o destino de inversión, el atractivo de la isla es innegable, pero la realidad administrativa puede convertirse en un laberinto. Sobre una misma propiedad actúan tres capas de normas: la estatal, la autonómica de las Illes Balears y la municipal del Ayuntamiento donde se sitúa el inmueble. Si a esto se añade la situación personal del propietario, residente o no residente, con ingresos en Alemania, Austria, Suiza, o cualquier otro país … la gestión tributaria se convierte en un trabajo complejo.
Para muchos ciudadanos germano parlantes la tentación es clara: descargarse formularios desconociendo la normativa o pedir un favor puntual a su asesor en su país. El problema es que estas soluciones rara vez tienen en cuenta la normativa balear ni las particularidades de cada municipio. Así se pierden deducciones autonómicas, se pagan impuestos de más o se generan deudas y sanciones sin saberlo.
Pensemos en un caso típico: un no residente con una vivienda en la isla. Aunque pase solo unas semanas al año en Mallorca, debe declarar cada ejercicio el Impuesto sobre la Renta de No Residentes, ya sea por el uso propio del inmueble o por los alquileres que obtenga. Además, la propiedad soporta IBI, tasa de basuras y, en caso de venta, plusvalía municipal y tributo estatal por la ganancia. Cada tributo tiene reglas y plazos propios, un descuido puede salir caro.
Un asesor fiscal local conoce este mapa completo y sabe coordinarlo. No se limita a rellenar modelos: analiza si el cliente es residente o no a efectos fiscales, revisa el valor catastral, aplica las deducciones autonómicas de Baleares que no aparecen en los manuales estándar y comprueba los calendarios de cobro de cada Ayuntamiento. Al mismo tiempo, tiene en cuenta el convenio de doble imposición con su país de origen para evitar que una misma renta sea gravada dos veces y explicar qué efecto tendrá lo declarado en España sobre la tributación ante la hacienda de su país.
La digitalización ha añadido una capa más de complejidad. Hoy muchas notificaciones ya no llegan por carta, sino a un buzón electrónico con un plazo breve para contestar. Quien no revisa ese buzón puede encontrarse con recargos o embargos por no haber respondido a tiempo. Un despacho mallorquín especializado asume este papel de “vigilante digital”: recibe las comunicaciones electrónicas en nombre del cliente, las interpreta y responde dentro de plazo, evitando que un olvido acabe en un procedimiento sancionador.
A todo ello se suma la planificación. Un buen asesor fiscal de Mallorca no espera a que surja el problema: revisa la situación global del patrimonio en España, anticipa los efectos de una futura venta, herencia o donación, y propone alternativas para reducir legalmente la factura fiscal. Una consulta previa antes de firmar una escritura o de iniciar una reforma importante puede suponer un ahorro y evitar sorpresas desagradables.
Para la comunidad germano parlante residente o inversora en la isla, contar con un asesor fiscal local con experiencia internacional como Omnia Consulting con más de treinta años de experiencia no es un lujo, sino una forma sensata de proteger su patrimonio y su tranquilidad. Mientras usted disfruta de Mallorca o dirige su negocio desde su pais, un profesional que domina la normativa balear, estatal y municipal se ocupa de que sus impuestos estén en orden, aprovecha los beneficios fiscales disponibles y mantiene bajo control la relación con la administración española. Esa combinación de cercanía local, visión global y tecnología es la mejor garantía de una inversión segura y que su experiencia en Mallorca sea sinónimo de tranquilidad y no de burocracia.